Ha sido una semana dura, muy dura, y pese a que mi primera idea era, no publicar nada y “quitármelo de la cabeza”, he decidido hacer todo lo contrario.
Escribir todo lo que tengo entre los ojos y el cogote, para así intentar calmar a la bestia.
Vamos a ver si esto funciona, porque creo que sí.
Mira…
Cuando eres autónomo o tienes una empresa, separar la vida personal de la laboral, no es que crea que es difícil, es que creo que es imposible, y tampoco sé si tiene sentido, pero esto para otro día.
Esta semana, he tenido muchos problemas con la membresía de una clienta, en la que soy el informático, es decir, el encargado de que la web funcione bien.
Problemas que han provocado que muchas personas no pudiesen entrar.
No pudiesen hacer sus clases de pilates cuando intentaban entrar en la web.
O directamente no pudiesen ni cargar la página.
La verdad es que lo he llevado mal.
Me ha supuesto una carga de estrés muy heavy, porque coño, tú haces una web para que las cosas vayan bien, no para tener 30 correos en el soporte diciéndote que tienen problemas.
Pero como en todo lo que me pasa en la vida, he intentado sacar algo positivo, y como creo que es potente, te lo voy a contar.
Re-la-ti-vi-za
El viernes por la tarde, con las aguas algo más calmadas, y con la web de mi clienta funcionando, me paré a pensar.
¿Y qué pasa si la web peta y se va todo a la mierda?
Y la respuesta real y sincera es que no pasaría nada.
A ver, sí, seguramente perdería un ingreso mensual muy bueno, pero ¿y qué?
Luego, me puse a pensar desde el punto de vista de mi clienta (no sé por qué la llamo así porque es mucho más que una clienta, pero como ella no lee esto, da igual) y pensé…
Imagina que la web le peta, y que su membresía pasa de facturar X a facturar 0€. ¿Qué pasaría?
Y la respuesta es otra vez, nada.
Si ella pierde sus ingresos de la membresía, encontrará otra forma de ganar dinero, porque es una bestia parda, y con la actitud que tiene es imposible que le vaya mal en la vida.
Y si yo pierdo ese ingreso, encontraré otro, o me iré a servir copas en algún pub, o me iré a coger naranja.
¿Y qué pasaría? Pues nada coño.
Tenemos que relativizar y cogernos las cosas de otra forma.
Y esto, lo hilo con una frase que he leído esta semana de Daniel Kahneman, que escribió un libro fantástico Pensar rápido, pensar despacio, que aún no he podido leer.
La frase dice así:
“Cualquier humano dispararía su comprensión del mundo y mejoraría su vida, asimilando que nada es tan importante como te lo parece mientras estás pensando sobre ello.”
Me cago en la puta de oros y en todo lo que se menea, qué auténtica genialidad de frase, y que auténtico don de la oportunidad haberla leído esta semana.
Vuelve a leer la frase.
¿Es buena eh?
Pues así es.
Al dejar de pensar un rato en los problemas que tenía con esa web, todo empezó a relativizarse, y a perder importancia, y la clave es que ya no estaba pensando en ello.
También va muy bien buscar una comparación muy bestia, en la que tu problema parezca absolutamente ridículo.
Esta vez yo lo hice con el terremoto de Turquía y Siria, y con sus más de 20.000 personas fallecidas.
Eso son problemas, y no que una persona no pueda hoy entrar a hacer una clase de pilates, o que yo pueda perder un gran cliente.
El motivo por el que me va bien en los negocios
Con todo esto, estuve reflexionando sobre porque creo que me va bien en mi vida profesional, y lo tengo claro.
Como creo que te comenté en la primera dispersión, soy un tipo muy de “todo o nada”, y aunque soy calmado, cuando me meto en algo, no soporto las medias tintas.
Con los trabajos por cuenta ajena siempre me ha ido extremadamente bien por eso. Entendía la empresa como si fuese mía, e iba a por todas.
Ahora, con mis clientes, casi sin darme cuenta, hago lo mismo.
Porque para mí, hay algunos proyectos, que no son clientes, son mucho más, y si tengo que hacer cosas como levantarme a las 4am a hacer cosas en la web, lo hago, y no todos están dispuestos a eso.
Y si estás pensando “Si mi cliente o mi jefe me lo pide, yo también lo haría”, estás cometiendo un grandísimo error, porque si te lo tiene que pedir, ya no vale.
Esas cosas tienen que nacer de ti, porque así, y solo así, eres proactivo, y te puedo asegurar que no hay nada, absolutamente nada, que alguien que le paga a alguien para que haga algo, valore más.
Y acabo
Con una síntesis y reflexión de las ideas de esta newsletter.
Relativiza las cosas que te pasan, sobre todo si son del trabajo, que nada es tan importante para que te estreses como un imbécil, pero ojo, eso no está reñido con que lo des todo, o con que los proyectos de tus clientes (o tu jefe), sean igual de importantes que el tuyo.
No está reñido para nada.
Relativizar no es sinónimo de no tomárselo en serio.
Es solo ser inteligente.
El domingo que viene, si todo va bien y no me disperso mucho, nos volvemos a leer.
Un abrazo muy disperso,
Fran Lledó
PD: Si quieres hacer pilates online, creo que no hay un sitio mejor que este en habla hispana.