Hoy es el cumpleaños de mi persona favorita, Cesc, mi hijo mayor, y hoy, hace 6 años, las vidas de mi mujer y la mía, cambiaron para siempre.
Aparte de los regalos materiales que ya le hemos comprado y empaquetado, y que le daremos luego cuando celebremos su cumple con los amigos, quería regalarle algo distinto.
Algo que no pueda abrir como si estuviese en una línea de producción industrial y que a los 10 minutos ya no le haga ni caso.
Algo que muy posiblemente, hoy, cuando se lo lea, él no acabe de valorar bien, pero que dentro de 1 año, de 2 y espero que de 10, estará aquí y podrá leerlo siempre que quiera.
Este finde pasado, dentro de la metodología que seguimos en el curso al que fui, había dos pasos que debíamos realizar (había más, pero solo te hablaré de estos dos).
Uno era elegir cuáles son los 3 o 4 valores que quieres honrar. Esos valores que te gustaría que siempre estuviesen presentes en tu vida.
Yo elegí estos 3.
Honestidad, salud y ambición.
El otro paso era definir cuál era nuestro propósito, y para ayudarnos, dentro de esta complicada tarea, había un ejercicio que era escribirle una carta a quién tú quisieras, contándoselo.
Yo se la escribí a mi hijo mayor, y más o menos decía así.
Carta a mi hijo
“Hola Cesc,
Te escribo esta carta, para intentar trasmitirte la forma en la que quiero ver la vida, y que igual puede ayudarte. Que luego tú harás lo que quieras y yo siempre estaré ahí para ayudarte, pero igual estas palabras te ayudan en algo.
Hijo mío, pese a que en muchos momentos te resultará complicado, debes ser honesto.
Honesto contigo mismo, y honesto con los demás. Sobre todo con la gente a la que quieras.
Y si en algún momento debes priorizar, empieza siempre por ser honesto contigo mismo.
Con aquello que quieres, con aquello que te gusta, con aquello que te haga feliz.
Permítete investigar mucho qué cosas te gustan, qué cosas te mueven, que es aquello con lo que se te pasan las horas volando, y si puedes, intenta hacer de ello un modo de vida.
Cuando seas mayor, no estudies algo porque te lo diga yo (intentaré no hacerlo), y nunca digas que sí a un trabajo por el “qué dirán”.
Evidentemente, vas a tener que hacer cosas que no te gustarán, pero hazlas siempre sabiendo que son una forma de permitirte investigar más sobre que es aquello que sí te gusta, que sí te mueve.
Tu padre tiene ahora 35 años, y sigue sin saber bien cuál es su propósito vital.
Parece que va intuyendo algunas cosas, pero queda mucho camino por recorrer.
Ten ambición. Mucha ambición.
Ambición para jugar a ganar en cualquier aspecto de tu vida, e intenta no jugar nunca a no perder.
No permitas, bajo ningún concepto, que nadie te meta en la cabeza que “las cosas son como son” o que “es que tú eres así”.
Las cosas pueden ser como tú quieras que sean, tú puedes ser como tú quieras ser, y si no te gusta algo, trabaja para cambiarlo.
Si no te gustan tus amigos, busca otros.
Si quieres vivir en otros países, hazlo.
Si no te gustan algunos comportamientos tuyos, cámbialos.
Puedes hacerlo.
Y cuida tu salud.
Solo tenemos un cuerpo, no hay repuestos, y si no cuidas este avatar que te ha tocado, lo vas a pasar mal.
Haz deporte. El que sea, el que te guste, pero haz deporte.
Deja de comer tantos helados, que son una maldita adicción, y realmente no te hacen feliz, aunque tú creas que sí.
Un capricho dulce de vez en cuando está bien, pero te pasas tres pueblos.
Lo último que quiero decirte, hijo mío, es que te quiero. Te quiero de un modo que tú, hoy con 6 años, no puedes entender, y que, muy posiblemente, no llegues a entender hasta el día que tengas hijos, si es que quieres tenerlos.
Yo te diría que sí los tuvieras, pero solo si es lo que realmente quieres, y no porque sea lo que hace la mayoría.
Puedo decirte, sin ningún ápice de duda, que mi mejor momento de cada día es cuando, después de leerte el cuento, apago la luz de la mesita de noche, y tumbados uno junto al otro, me dices que me quieres mucho.
Tú no lo ves porque está oscuro, pero muchos días, cuando me lo dices, se me ponen los ojos vidriosos y me caen algunas lágrimas de alegría.
Mi compromiso
Por mi parte, cariño, me comprometo contigo a dos cosas.
La primera es que estaré a tu lado siempre que lo necesites, y cuando no lo necesites, intentaré mantenerme a una distancia prudencial para que sepas que estoy ahí, pero sin agobiarte.
Y la segunda, es que haré lo posible y lo imposible, si es que esto es posible, por vivir honrando estos valores que intentaré trasmitirte, y no solo con palabras.
Feliz sexto aniversario, hijo mío.
Sé feliz.”
Gracias por compartirlo, me alegra que Cesc tenga un padre diferente, y que no este luchando con esos temas de la energía masculina o femenin (que mira que me he sentido identificado pero no lo acepto porque siento que tengo mucho para compartir con mi hijo) agradecido con tu mensaje, seguire mejorando como papá. Gracias.