Esta newsletter de hoy iba a ser sobre el dinero, pero el viernes paso algo que me hizo dispersarme y cambiar de idea.
Eran las 14:30h y mi hijo, para sorpresa de nadie, empezó a llorar.
A llorar mucho.
Lo metí en el cochecito y me lo llevé a pasear por la playa.
Mientras se calmaba y empezaba a cerrar los ojos, y yo empezaba a disfrutar del pedazo de sol que hacía, vi algo que me perturbó, y que luego te enlazo con lo que voy a contarte ahora.
Mi último trabajo por cuenta ajena era de director de producción de una empresa que vendía platos de ducha.
Tenía un equipo de 5 personas en oficina técnica, y unos 50 operarios en fábrica.
Como no me daba la vida, porque aquello era una bacanal cuando yo entré, empecé a obsesionarme con la productividad, y por si aún no me conoces mucho, cuando me atrae algo, entro en tromba.
Que si listas de tareas, que si Kanbans, que si time blocking, y todo el espectro posible.
Al final, lo que más caló en mí, y probé un buen tiempo (quiero retomarlo, pero de otra forma), fue Getting Thing Done.
Es un método de organización que creó David Allen, con su fantástico libro, “Organízate con eficacia”.
No voy a contarte como es el método, porque da para libro, y de los gordos, pero voy a darte la idea principal, que es magistral.
Nuestro cerebro no está preparado para almacenar información, sino para procesarla y ser creativo.
Por tanto, la idea base de la metodología es que tienes que anotar todo lo de tu cabeza, en un inbox, y luego ya, procesarlo, pero de una forma concreta, que es lo que se explica en el libro.
Bien, como te decía, mientras paseaba con mi hijo, vi algo que me perturbó.
Vi una familia, hombre, mujer y dos niñas, paseando por la playa, y la verdad es que se les veía a todos muy felices.
Y no, eso no me perturbó, lo que lo hizo fue darme cuenta de que el padre estaba todo el rato mirando el teléfono.
Sus hijas corrían, saltaban, se mojaban los pies, y su padre… miraba el teléfono.
Luego, al cabo de un buen rato, guardó su teléfono, avanzaron por la playa, y vieron a una gaviota que no podía volar.
Supongo que tendría algún ala rota o algo, y las niñas intentaban ayudarla, pero claro, la gaviota se estaba poniendo nerviosa.
¿Sabes que hizo el padre?
Sacar el móvil para hacerle fotos a las niñas mientras “jugaban” con la gaviota.
¿Sabes que hizo la madre?
Revisar si las fotos del padre estaban bien o no.
Y ahora voy la lavada de cerebro de hoy.
Según la metodología GTD, esa actitud no estaría del todo mal, puesto que estás almacenando la información, en forma de fotos, para procesarla después.
Pero aquí hay 2 problemas fundamentalmente.
La gran mayoría de veces no hacemos la foto para verla nosotros después, sino para que la vean otros, cosa que no tiene ningún sentido.
Y además, mientras haces la maldita foto, el momento pasa de largo.
O vives la foto, o vives el momento, pero todo no puedes hacerlo.
El multitasking son los padres.
Y de esto no se salva casi nadie, ni yo que estoy aquí, dándote la turra, me libro al 100%.
Tengo una relación de amor/odio con las RRSS, en la que gana por goleada la parte del odio, y por eso estuve desde 2014 a 2020 sin ninguna red social, solo WhatsApp.
Pero claro, cuando empiezas en el mundo del marketing online, si no tienes visibilidad en algunas RRSS, las cosas se complican mucho, y ahora que estoy trabajando Twitter de forma activa, me doy cuenta de que me está enganchando, y que cada vez me gusta menos.
Así que lo único que quiero trasmitirte hoy, es que si estás en redes, por trabajo, perfecto, y si lo estás porque te gustan y lo sabes controlar, pues también, pero cuando estés con tus amigos o con tu familia, déjate de productividad, y deja al cerebro que almacene lo que pueda, y lo que no, pues lo has vivido, que es lo que cuenta.
Menos fotos del momento y más vivir el propio momento.
Y si se te olvida el momento, pues vendrá otro, pero ese, lo has saboreado al 100%, no lo has fotografiado.
Un abrazo muy disperso,
Fran Lledó