Hoy va a parecer que igual que la semana pasada, estoy hablando de dinero, pero realmente no es así, y no te preocupes que luego lo entenderás.
Todo irá cogiendo sentido, o eso espero.
Estoy en un momento muy raro, tanto en mi vida personal, como en mi vida profesional.
(Realmente no sé muy bien por qué hago esta distinción. Al menos yo no consigo separarlo, y tampoco sé si quiero, pero esto da para otra dispersión, y de las gordas)
En mi vida personal, tengo un bebe de 4 meses y un niño de casi 6 años, y la verdad es que como nunca había tenido 2 hijos, a veces me cuesta acostumbrarme.
1+1 no son 7, pero casi.
Ahora vamos con la parte laboral, que como te decía, no sé muy bien donde termina una y donde empieza la otra.
Si miro la cuenta del banco, estoy en el momento más dulce de mi vida, con diferencia.
Y a ver, no es que tenga mucho dinero, pero como antes el que ganaba, lo gestionaba tan mal, nunca tenía.
Ahora, aunque es verdad que gano más, la clave es que lo gestiono mucho mejor.
El problema
A la par que sube la cuenta del banco, sube el volumen de ruido en mi cabeza.
“Tengo que entregarle esto a este cliente, tengo que arreglarle esto al otro, me han pedido un presupuesto para esto y no sé qué hacer…”
Todo este ruido es el que está haciendo mejorar mi situación económica, y a la par, el que está haciendo que mis proyectos propios no avancen al ritmo que yo quiero.
Y la verdad es que esta dicotomía me está estresando bastante.
El trabajo con clientes, cada vez mejores, es lo que paga la fiesta, pero me está impidiendo avanzar para que dentro de X tiempo, no lo sean.
Y no sé qué hacer.
Mi solución temporal (o no)
Si me lees de hace un tiempo, y vas conociéndome un poco, sabrás que soy bastante de “todo o nada” y no te extrañará que unas de las ideas que más fuerza están cogiendo en mi cabeza es “despedir” a todos mis clientes, y centrarme en lo mío.
Pero tengo 2 hijos, así que de momento he decidido que hasta Mayo-Junio, no entra ni un cliente más en mi agenda.
Ni uno.
Pero no es una decisión fácil. Y ya no solo por el dinero, que también, porque un gran input de dinero, siempre es tentador, sino porque me están entrando posibles proyecto que me gustan.
Tomar la decisión de sacrificar dinero seguro a corto plazo, para intentar darle caña a algo que no sabes si te lo dará a medio/largo plazo… me está torturando.
Por eso me he dado este plazo de 2/3 meses, y vamos a ver.
Los deberes
Y esta es la gran reflexión que te planteo hoy, y que me está reventando la cabeza las últimas semanas, así que te (me) lo pregunto directamente…
¿Lo que haces en tu día a día crees que te acerca al punto donde quieres estar dentro de X tiempo?
Si no es así, igual deberíamos revisarlo.
Por esto soy un disperso de mierda
Yo, además, tengo un problema añadido, que igual te resulta familiar, y es que no tengo ni puta idea de donde quiero estar dentro de X tiempo.
Como buen disperso, hay épocas que mi sueño es montar una StartUp, ser empresario, y cambiar el mundo.
Otros días me digo que ni de coña tener un negocio para gestionar personas, que mucho mejor un negocio unipersonal o de 2 o 3 socios, para vivir bien sin meterle muchas horas.
Y otros días me dan ganas de irme al Tíbet a meditar y hacerme monje porque necesito parar.
No te haces una idea de como envidio a la gente que encuentra su propósito.
Preferiría 100 veces más levantarme mañana y tener esa sensación de “he venido al mundo a esto, lo tengo claro”, que despertarme y que me digan que me han tocado 10 millones de euros.
Y ya estaría.
Un abrazo muy disperso,
Fran Lledó
PD: Si sabes donde puedo conseguir un propósito de esos, me lo dices.