Qué es la motivación, y como conseguir todo lo que te propones.
O al menos, aumentar mucho las posibilidades de hacerlo.
Como ser humano, o como me gusta decir últimamente “mono con aspiraciones de algo más”, seguro que has tenido algún objetivo en tu vida. Algo que querías conseguir.
Aprobar el bachillerato, sacarte un título universitario, correr un 10k, perder 5kg o aprender un inglés. Lo que sea, pero seguro que en algún momento de tu vida, has tenido un objetivo en mente que querías conseguir.
Como la gran mayoría de mortales, algunos de estos objetivo, los habrás cumplido, y otros no, pero todos (o casi todos) esos objetivos, se cumplan o no, tienen un nexo en común. Algo que es igual casi siempre.
Su punto de partida.
Casi siempre, cuando tenemos un deseo o una necesidad, y nos planteamos “voy a perder 5kg” o “este año me saco el B2 de inglés”, se ejecuta un disparador, un trigger, llamado motivación.
Como definió Abraham Maslow, el de la pirámide, la motivación es "el proceso que impulsa a una persona a actuar para satisfacer sus necesidades y deseos”.
El objetivo de esa motivación es restablecer el equilibrio en nosotros, y me explico.
Cuando tú sientes ese impulso interno, de perder 5kg o de aprender inglés, se produce un desequilibro interno, entre lo que “tienes” y lo que “quieres tener”, por tanto, la motivación es esa fuerza motriz que busca restablecer el equilibrio, para que lo que tengas, sea igual a lo que quieres tener. Y como te decía antes, es el punto de partido de casi todos los objetivos que se plantea cualquier persona.
Pero muchas veces, ese desequilibrio no llega nunca a solucionarse. Nos planteamos cosas, pero pasa el tiempo y no cambia nada.
Entonces…
¿Por qué hay cosas que me planteo y consigo y hay otras que no si todas nacen igual?
¿Por qué hay personas que parece que consiguen todo lo que se proponen y otras no?
Hay dos tipos de motivaciones
La respuesta a la primera pregunta es muy amplia e intervienen muchos factores, pero uno de los más importantes, en mi opinión el más importante, es por el tipo de motivación.
Richard Deci y Edward Ryan, definieron dos tipos de motivaciones. La motivación intrínseca y la motivación extrínseca.
La motivación intrínseca es la que nace de ti y de nadie más. Es la que provoca una satisfacción interna, y un disfrute personal de la tarea en sí misma, y que por tanto, no requiere de recompensas externas. Si el simple hecho de salir a correr y entrenar, ya es un acto suficientemente motivador para ti, y lo disfrutas, es muy posible que consigas correr un 10K en poco tiempo.
Por otro lado, tenemos la motivación extrínseca. Esta tiene su origen fuera de ti, y se suele originar para conseguir cosas tangibles, o para evitar castigos.
Por ejemplo, un aumento salarial, ligado a que te saques el B2 de inglés, sería un elemento de motivación extrínseco. Nace de la empresa, no de ti.
Por si aún no lo intuyes, cuando tu motivación para conseguir algo es la segunda, hay más posibilidades de que no lo consigas.
Y como en mi humilde opinión, la mayoría de objetivos que nos ponemos, nos vienen de fuera (vivimos mucho en piloto automático sin tomar nuestras propias decisiones), solemos fracasar en muchas de las cosas que nos proponemos.
Cuántas más veces fracasamos, menos creemos en nosotros, y cuanto menos creemos en nosotros, más dejamos que sean otros los que decidan, y si sin otros los que deciden, solo trabajamos con motivación extrínseca.
En definitiva, un círculo vicioso, bastante nocivo.
En cambio, hay personas a las que les pasa todo lo contrario, ¿a que sí?
Pues hablemos de ellas.
Qué personas consiguen (casi) todo lo que se proponen
Seguro que tienes algún amigo, algún familiar, o algún referente en mente, que consigue casi todo lo que se propone.
Ya sabes, el típico que te dice “el año que viene correré un maratón”, y nada más decirlo, ya sabes que seguramente lo conseguirá. Llega el año que viene, y boom, maratón a la saca.
¿Qué tienen de especial estas personas?
Sujétame el café…
A riesgo de estar infinitamente equivocado, o no, creo que hay como dos tipos de personas que suelen conseguir lo que se proponen.
Por una parte, estarían las que se proponen cosas que realmente quieren. Cosas que son importantes para ellos, y que nacen de una motivación intrínseca. Personas que no viven en piloto automático, y que de forma proactiva deciden lo que quieren hacer con su vida.
Esto no es fácil, requiere coger el toro por los cuernos y hacerte responsable de todo lo que te pasa en la vida.
Y, por otra parte, están las personas que por su carácter, o por su forma de ser, son más constantes o perseverantes de forma natural, porque la falta de una fuerte motivación intrínseca, en mi opinión, se puede suplir, más o menos, con constancia y perseverancia.
Eso sí, creo que solo cuando hablamos de objetivos a corto o medio plazo. Cuando hablamos de un objetivo a 5 o 10 años vista, algo más a largo plazo, creo que si no hay una motivación intrínseca fuerte, es imposible.
Por muy disciplinado que seas, si no disfrutas ni un poquito del proceso, ni es una decisión que hayas tomado tú de forma verdadera y consciente, acabarás fracasando.
Y aquí las buenas noticias
Lo primero que deberíamos hacer, sería intentar que la mayor parte de las decisiones y de los objetivos que nos marquemos, sean cosa nuestra. Es decir, que seamos nosotros quien los decidimos, y así hacer trabajar más a la motivación intrínseca.
Si vamos invirtiendo poco a poco la balanza, y cada vez nos marcamos objetivos internos, habrá más posibilidades de lograrlos, y, por tanto, poco a poco, iremos creando un círculo virtuoso, no vicioso.
Para todas las decisiones u objetivos que vengan de fuera, que en mayor o menor medida siempre tendremos, tengo un truco, que ni es definitivo ni es innovador, pero sí muy eficaz, y se trata de celebrar las pequeñas victorias.
En el libro Esencialismo, Greg McKeown dice que “La investigación ha demostrado que, de todas las formas de motivación humana, la más efectiva es el progreso. ¿Por qué? Porque una victoria pequeña y concreta genera impulso y reafirma nuestra fe en éxitos futuros.”
Además, en otro estudio de la Harvard Business Review, sobre como motivar a los empleados se revelan investigaciones que demuestran que los dos motores internos principales de la gente son el logro, y el reconocimiento del logro.
Sabiendo esto, podemos hackearnos, para cuando tengamos algún objetivo que no nos motiva mucho, hacer que nos motive, mediante la fijación de pequeños objetivos, sencillos de cumplir, y obligarnos a celebrar que vamos cumpliéndolos.
Si vas al médico y te dice que tienes que perder 10kg porque estás pasado de peso, no te marques bajar 10kg en 5 meses.
Márcate como objetivo, perder medio kilo por semana, que es algo muy sencillo de conseguir, y te obligas a celebrarlo. Puedes pesarte los viernes, y si lo has conseguido, el sábado te tomas el día “libre”.
Esto irá motivándote para crear, también en este caso, un círculo virtuoso.
(Ni soy nutricionista ni lo pretendo, pero cuando he hecho planes nutricionales lo he hecho así, y no me ha ido nada mal).
Si consigues ir haciendo esto, e ir cumpliendo objetivos, de forma natural, te darás cuenta de que eres más constante de lo que crees, y que puedes conseguir las cosas que te propones, y esto provocará que tu constancia y tu confianza a la hora de atacar el siguiente objetivo, sean mucho más grandes, y, por tanto, las posibilidades de éxito se habrán disparado.
Tu autoimagen será totalmente diferente.
Un abrazo muy disperso,
Fran Lledó
PD: Igual la próxima semana hablamos de este de la autoimagen, que tiene mucha miga. O no hablamos, que me voy mañana a Irlanda de vacaciones y no sé si tendré tiempo para escribir.
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