Si llevas un tiempo en esta newsletter, y yo estoy haciendo lo suficiente bien mi trabajo, es posible que la semana pasada echaras de menos mi email de los domingos.
La semana pasada era fiesta en España, y desde hace unos años, mi mujer y yo, nos vamos de jueves santo a lunes, con los amigos de ella, a una casa rural y pasamos las pascuas entre paellas, gazpachos y barbacoas.
Hace 6-7 años, éramos 12-14 adultos, algún niño, y bastante cerveza.
Este año éramos 12 adultos, 13 niños y muy poca cerveza (se nota que ya no bebo).
Me llevé el ordenador con la intención de sacar algún rato para escribir la dispersión de los domingos, ya que estaba convencido de que tendría algún rato “muerto”, pero la realidad fue que no.
Y además, tampoco me apeteció pillar el ordenador y ponerme a escribir.
Ni el ordenador, ni el móvil.
La verdad es que fueron unos días de mucha desconexión digital, y lo he agradecido mucho.
He revisado el uso del teléfono desde viernes a lunes, y lo usé poco más de 1h al día, en total. Lo necesitaba.
Y lo sé, porque esta semana he sacado mucho más trabajo que de normal. He conseguido avanzar en 3 proyectos, 2 de los cuales tenía muy encallados, y que supongo que gracias a esta recarga de pilas, he podido acometer con ganas.
¿Qué quiero trasmitirte con este rollo?
Que sepas buscarte esos días de desconexión total, incluso aunque tengas que obligarte porque no te apetezca.
De hecho a mí no me apetecía mucho meterme en una casa rural con 13 niños, y menos pensando en todo el curro que tenía por hacer… pero me ha venido muy, pero que muy bien.
La turistización by Taleb
Me estoy leyendo Antifrágil, uno de los libros de Nassim Taleb, y aunque solo llevo unas 100 páginas… me está explotando el cerebro 🤯.
La idea principal, en la que se basa este libro, es que, según Taleb, no existía una palabra que definiera bien lo opuesto a algo frágil.
Me explico más o menos como lo hace Taleb.
Si le preguntas a alguien, que es lo contrario de frágil, seguramente te dirá que algo robusto o resistente, ¿no? (Yo también pensé en estas palabras).
Pues según Taleb, y la verdad es que estoy bastante de acuerdo, el antónimo de frágil no debería ser robusto, sino antifrágil, y define antifrágil, como aquello que se beneficia de la volatilidad, la incertidumbre, el desorden y el estrés.
Es decir, un sistema antifrágil es aquel que consigue convertir “lo malo” que le pasa (hasta cierto punto) en algo que impacta de forma positiva en ese propio sistema.
Y como lo ilustra con muchos ejemplos, voy a contarte uno.
La Hidra de Lerna era un ser mitológico de la antigua Grecia, que tenía forma de serpiente y tenía varias cabezas.
Esa hidra, tenía la característica de que, por cada cabeza que le cortaban, le salían dos más. Es decir, le iba bien que le hiciesen daño. Salía reforzada.
Las personas somos igual.
Un poco de “daño”, en muchas ocasiones nos beneficia.
El gimnasio, el ayuno intermitente, sumergirse en agua congelada…
Son pequeñas dosis de algo “malo” o incómodo, que repercuten de forma positiva en el sistema humano, por naturaleza antifrágil.
“Vale Fran, ¿me explicas ya lo de la turistización que no entiendo nada?”
Sí, voy a ello.
Desde hace varios cientos de años, el ser humano busca, de forma loca, evitar la volatilidad de las cosas, reducir la incertidumbre, el desorden y el estrés, todo en pro de buscar la comodidad.
Si te paras a pensarlo verás como es así.
Como el turista que viaja con todas las excursiones contratadas, con los hoteles reservados, con meses de antelación, y con todos los traslados contratados… que sería lo radicalmente opuesto a alguien aventurero que viaja de mochilero, por ejemplo.
Somos turistas en nuestra propia vida
Sin darnos cuenta, buscamos ser turistas en nuestra propia vida. No queremos problemas y queremos tenerlo todo controlado, y lo grave, es que no nos damos cuenta, de que, como dice Pablo Tovar, que sabe bastante de esto:
Una buena vida no es una vida sin problemas, es una vida con buenos problemas.
Los problemas son la salsa de la vida, son lo que le da vida al camino, y conseguir que el camino que te guste es la clave para tener una buena vida.
El problema, y volviendo a citar a Taleb, es que “el turista es a un aventurero, lo que la turistización es a la vida.”
Esta búsqueda de erradicación de la incertidumbre y la incomodidad, en nombre de la comodidad y eficiencia, mata a los sistemas antifrágiles, como los seres humanos, porque les vende la ilusión de que así se benefician.
Nada más lejos de la jodida realidad.
Estoy absolutamente convencido de que no hay crecimiento ni una buena vida, siendo un turista.
Y no estoy diciendo que haya que irte a jugar a la ruleta rusa, divorciarte, dejar tu trabajo, o irte a vivir de mochilero a la India, no se trata de eso.
Se trata de no buscar siempre la comodidad, y conseguir que nos ponga cachondos cierta incomodidad, que sabemos que nos ayudará, ya que como seres humanos, no hay duda de que somos antifrágiles.
Un abrazo muy disperso,
Fran Lledó
PD: Y toda esta chapa cuando solo me he leído el 10% del libro… madre mía lo que se puede venir.
PD2: Ve al gimnasio, oblígate a hablar en público, ve a eventos solo… no seas un turista.