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Durante el año, aquí en la playa donde vivo, no es que tengamos muchos vecinos. De hecho, hasta en pleno verano, tampoco es que se masifique mucho. Podríamos decir que es una zona relativamente tranquila.
Para que te hagas una idea, podemos aparcar siempre a menos de 100 m de la puerta, y ni metemos los coches en la cochera.
Además, aparte de ser una zona tranquila, hay bastantes viviendas cuyos dueños solo vienen a pasar el mes de agosto, o ni eso, y solo vienen los fines de semana.
Llámame loco, pero no entiendo como alguien, tiene una vivienda de más de 200.000€ para ir un mes en verano, o ni eso.
Como ya te conté en este post, yo soy más de preservar mi opcionalidad.
Pero volvamos al tema que me desvío.
El tema es que, más o menos, nos conocemos todos.
Este año, tengo unos vecinos “nuevos”, que no son nuevos para mí, porque los conozco (son de mi pueblo), y parece ser que tienen esa vivienda ahí desde hace años, pero desde que vivimos aquí, yo no los había visto instalados ningún verano.
El hombre es el dueño, o uno de los dueños, de un concesionario Mercedes, por tanto, sus coches son Mercedes.
Él tiene uno todoterreno (muy chulo) y la mujer uno de estos tipo familiar.
La cosa es que el otro día, lo vi salir, después de comer, supongo que rumbo al trabajo, con un descapotable, espectacular. No sabría decirte que modelo es porque no me gustan los coches, y paso bastante, pero vamos, estaba muy guapo.
Ese mismo día, lo vi llegando a casa a las 20:45 h, muy bien vestido, así que intuyo que vendría de trabajar.
Lo intuyo, porque suelo verle llegar todos los días sobre esas horas, que es cuando yo estoy acabando de preparar la cena, y la ventana de mi cocina, da a su calle.
Corto y cambio, para hilártelo luego.
Estoy en una fase de mi vida, en la que me estoy replanteando muchas cosas, dándole al coco a muchas otras, y haciendo un trabajo importante de introspección.
Y cada vez tengo más claro que soy un eneatipo 3 de manual.
(Te dejo aquí la mejor descripción sobre este eneatipo que he encontrado. Es del gran Borja Vilaseca)
El otro día estaba escribiendo en mi libreta de reflexiones, y me salió una frase que he leído varias veces, y que no sé si me gusta o me aterra, y decía tal que así:
“Siento la imperiosa necesidad de ir a por más, de buscar la mejor versión de mí mismo, de alcanzar el éxito, de impactar.”
Y digo que no sé si me gusta o me aterra, porque si esta búsqueda de mi mejor versión, creo que en sí mismo es un objetivo muy sano, si pierdo de vista todo lo bueno que ya tengo en mi vida o todo lo bueno de esta versión actual de mí, que realmente creo que ya es mucho, y me ofusco solo en lo que estoy persiguiendo (que tampoco es que tenga muy claro que es), puede llegar a ser asfixiante.
Y así es un poco como me siento últimamente, como te compartí este post hace unas semanas.
Y ahora viene cuando lo hilo con el mercedes de mi vecino.
No tengo pruebas, pero tampoco tengo dudas, de que algo en lo que estoy fallando es en trabajar mi gratitud, o mi agradecimiento a las cosas que tengo, a lo que soy ahora mismo.
Así que en parte escribo esto para recordarme, que debo agradecer cosas como que tengo una familia que está libre de problemas de salud, que se quiere, y en la que no hay problemas de convivencia, salvo los habituales al tener dos hijos.
Un “trabajo” que me permite llevar una vida cómoda, con mis necesidades básicas más que cubiertas, y que además me permite viajar de vez en cuando.
Y un “trabajo”, que me permite ser bastante libre y flexible con mis horarios, con mi forma de vestir, y también con mi forma de actuar, ya que me permite ser simplemente yo.
Vamos, que no tengo ninguna necesidad de llegar a casa a las 20:45h, ni de ir bien vestido a trabajar.
Y toda esta reflexión, por ver a mi vecino, con un mercedaco y llegando tarde a casa. Imagínate como está el patio…
En fin, que me he propuesto intentar ser una persona más agradecida por lo que soy y por lo que tengo ahora mismo, y he tirado del conocimiento de un amigo para conseguirlo.
Te dejo por aquí un capítulo del pódcast Eudemonía, con Pablo Tovar, donde explica Cómo construir tu práctica de gratitud.
Al menos, voy a intentarlo.
Iré contando como va.
Un abrazo muy disperso,
Fran Lledó