El asunto del post, que acabas de leer, es una oda a la temática y al título de este proyecto.
Tenía ganas de hacerle un homenaje a todos los dispersos, y aquí está en forma de título… aunque realmente, todo está relacionado, ya que el miércoles me hice la vasectomía, que viene provocada por mi segundo hijo, y mi hijo ha sido el trigger del viaje del que voy a hablarte.
Tú lee y me dices.
Como te decía, el miércoles me hice la vasectomía, o como lo busca mucha gente en Google, la “esterilización masculina”. Esto lo sé porque le gestiono las campañas de anuncios en Google Ads al urólogo/amigo que me la hizo. Campañas, por cierto, que van como un tiro.
La cosa es que el hecho de hacerme la vasectomía fue el trigger que motivó escribir este post, porque durante estos días, he estado pensando mucho, porque me la hacía, y aquí escribo sobre lo que pienso.
Por si no lo sabes, te lo digo, tengo dos hijos, uno de 6 años, y otro que hoy cumple 11 meses, y sinceramente pienso que, al menos en los primeros 2 años, ser padre no mola tanto.
Yo los niños (así fue con el mayor), empiezo a disfrutarlos a partir de los 2-3 años.
Siempre he tenido claro que solo quería tener un hijo, y mi mujer lo sabía. Y mi mujer siempre ha tenido claro que quería dos, y yo lo sabía.
Hasta que el mayor tuvo unos 3 años, cuando alguien nos preguntaba por tener el segundo, yo me mostraba fuerte en mi idea de no tener más, y ella, la verdad que no daba señales de querer más.
Fue a partir de que el mayor cumplió los 3 años, más o menos, cuando la cosa se puso cruda para mí.
Durante 2 años largos, las embestidas (hubo más en sentido figurado, que de las otras) de mi mujer se volvieron constantes, y pude torearlas (solo las figuradas, claro), cuál José Tomás, hasta que la situación ya era insostenible, y finalmente un predictor nos dijo quién había ganado la batalla. Evidentemente con mi consentimiento, que en mi casa mando yo.
Borra esa sonrisa de tu cara que no sé a qué viene.
He pensado mucho sobre esto, y aunque yo no quería, creo que en el fondo ya sabía que lo tendría, o al menos si quería seguir con mi mujer, y por eso no cerré del todo esa vía, como si lo he hecho ahora.
Por eso he decidido hacerme la cirugía ahora, para cerrar definitivamente esa vía.
Bueno, más que cerrarla, la he cortado, y si mis genes quieren más descendencia, que les den por culo.
El viaje del propósito, que será el propósito del viaje.
Si todo va bien, el miércoles o jueves, me voy de viaje solo, 6 o 7 días, por primera vez en mi vida.
Viajar solo, es algo que siempre he admirado de mi madre, pero que nunca me he atrevido a hacer.
Siempre me ha dado cosa. No sé si llamarlo miedo, vergüenza, o como expresarlo, pero nunca me he atrevido a hacerlo, hasta ahora.
Bueno, realmente hace un tiempo que había superado esa “cosa”, pero claro, cuando la tenía superada, vino mi segundo hijo, y, tú puedes superar lo que quieras, pero con dos en casa, uno de ellos bebé… si te vas sin el beneplácito de tu pareja, cuando vuelves igual tienes las maletas en la puerta, y la verdad, adoro lo que tengo, como para tensar tanto la cuerda.
Así que, después de mucho meditarlo, y de necesitar que alguien externo me dijese que tenía que hablarlo con ella, lo hablé con mi mujer, y la negociación llegó a buen puerto.
Yo le había concedido su gran deseo de tener un segundo, y a cambio lo único que le pedía eran unos días libres al año, en concreto hemos negociado 20 días de libre elección al año. Creo que es un buen trato.
Como este año ya he hecho varias escapadas de 2-3 días, vamos a saldar el resto de días con este viaje en solitario. Viaje que tiene un propósito bastante definido, y es el de pensar e intentar definir cuál es mi propósito vital.
Negro sobre blanco
Sé que estoy pesadito con el tema, y seguramente le estoy dando más vueltas de las necesarias, pero necesito escribir en un maldito papel que cojones he venido a hacer a este mundo.
Necesito sacarlo de mi cabeza, ponerlo “negro sobre blanco”, y leerlo de mi puño y letra cuantas veces sean necesarias.
Ojo, soy consciente de que ese propósito, cambiará a lo largo de mi vida, pero quiero definir el de ahora.
Y para eso, necesito tiempo completamente solo, dormir bien, y naturaleza. Mucha naturaleza.
Que sea verde, muy verde.
Por eso, me iré a Asturias, con la cámper de mi amigo, el urólogo, que no es mi patria querida, pero creo que es la zona de España con más verde y naturaleza que hay.
Y me voy con deberes. Es decir, con algunos ejercicios y algunas pautas, porque quiero volver de allí con algunas preguntas resueltas, como por ejemplo, “¿Qué me gustaría que dijesen de mí en mi funeral?”. Telita con la pregunta, pero qué sentido tiene…
También con algunos deberes como, dar paseos largos, sin música, sin podcast, sin nada, y reflexionando sobre cuáles han sido esos momentos de mi vida en los que me he sentido feliz o satisfecho de verdad, y nada más volver del paseo, volcarlo en una hoja, sin filtro.
Vaciar mi mente en papeles, para luego leerlo, y a ver qué hay.
También me han recomendado, que cuando vaya escribiendo mis reflexiones, me grabe mientras las leo, para luego escucharme, rollo un diario en audio del viaje, pero de mis reflexiones.
Recomendaciones y una pregunta.
Si tienes alguna recomendación que pueda inspirarme, ya sea charla, pódcast, libro, documental, o película, te lo agradeceré muchísimo.
Voy a tener bastante tiempo, así que estoy abierto a todo.
También se aceptan recomendaciones de pueblos o lugares bonitos a los que ir, ya sea en Asturias, o de camino desde Valencia, ya que creo que haré una parada por el camino, al menos en el viaje de ida.
Y ahora voy con una pregunta…
Un abrazo muy disperso,
Fran Lledó
Descargo de responsabilidad: Si contestas que sí, que no me hago responsable de las fumadas que pueden salir de mi cabeza.
Fragas do Eume en Galicia te queda un lado y ahora es buena época para ir .
Vas a venir como nuevo